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Seamos como la rana sorda y persistente - Para encontrar el éxito

celimarm

En la vida, a veces no encontramos el éxito en nuestra vida, por escuchar las palabras negativas de personas que nunca han tenido nada, o que empezaron un proyecto y nunca lo pudieron terminar, o por falta de motivación o persistencia. Hoy les quiero contar una fábula que me contó mi padre cuando yo era pequeño, me explicaba la moraleja de él.

Seamos como la rana sorda y persistente

Este era un grupo de pequeñas ranas que atravesaban juntas un bosque. Pero de repente, dos de ellos cayeron en un agujero muy profundo. El resto de las ranas se asomaron para mirarla, dando vueltas alrededor del agujero.
Rápidamente se dieron cuenta de que el agujero era muy profundo. Sus compañeros saltaron y saltaron, pero no pudieron llegar a la orilla.
Las ranas comenzaron a susurrar entre ellas. Todos dieron por muertas a las dos ranas, ya que no veían posible que pudieran saltar tan alto como para salir del agujero. Entonces empezaron a gritarles a las ranas que no podían hacer nada, que no podían salir de ahí.
¡Déjalo, no lo conseguirás! - gritaron las ranas desde la orilla.
Pero las dos ranas seguían saltando sin parar, haciendo caso omiso de los gritos de sus compañeros, quienes les decían que de todos modos iban a morir a pesar de sus esfuerzos.
¡No lo intentes más! - gritaron las ranas - ¡No lo conseguirás!
Las ranas venían a insinuar a sus dos compañeros que no gastasen más fuerzas, que se dejaran morir. Y gritaron tanto que al final una de las dos ranas que saltaban sin parar se dio por vencida y decidió parar. Simplemente se tiró al suelo y murió.
Sin embargo, la otra rana siguió saltando, a pesar del agotamiento. Más y más alto, más y más fuerte. Y los otros compañeros gritaron mucho más fuerte para que dejara de saltar. ¡Deja de sufrir ahora! - Le gritaban una y otra vez.
Y la rana saltaba más y más. Hasta que de repente, logró salir del agujero. Ella pensó que sus compañeros lo estaban animando todo el tiempo, notando los gestos que hacían. Y les agradeció de todo corazón por haberle brindado todo su aliento.
En realidad, la rana era sorda y le era imposible escuchar los gritos de los demás.

 


Fuente

 

Conclusión

En la vida muchas veces se puede dar esta situación de que cuando nos dejamos llevar por palabras negativas nunca encontramos nada, llegamos a pensar como la rana que se rindió. Que aunque era su vida la que estaba en juego, prefirió dejarse llevar por sus amigos que decían que no podía llegar hasta el final. Mientras la rana, como era sorda, nos escuchaba los comentarios de sus amigos, persistió hasta salir del agujero.

Las palabras negativas pueden ser un cuchillo afilado que puede cortar nuestras metas antes de comenzar cualquier proyecto en nuestras vidas. Y si no persistimos en nuestros sueños, podemos morir en el intento.

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